martes, 2 de septiembre de 2014

Independencia de Escocia: Crece la expectativa de los independentistas a tres semanas del referéndum.

Crece la expectativa de los independentistas de Escocia por el referéndum que se realizará el próximo 18 de septiembre. El 41 por ciento de los consultados están de acuerdo con la autodeterminación y desde los movimientos independentistas confían en que la brecha entre el “sí” y el “no” puede seguir reduciéndose.

Esta consulta popular es histórica y es necesario remontarse al siglo XI, durante las Guerras de Independencia Escocesa (1290-1363), donde diversas invasiones pusieron en manos de los ingleses territorios de Escocia, aunque sin poner en riesgo la independencia. En 1603 Jacobo VI de Escocia se convirtió en Jacobo I de Inglaterra, pero la unión de las coronas mantuvo los parlamentos separados. Escocia retuvo su gobierno, pero el conflicto entre ambos países se transformó en económico.



Finalmente, los parlamentos escocés e inglés firmaron el Acta de Unión (1707), por la cual ambos fueron disueltos, y todos sus poderes transferidos a un nuevo parlamento en Londres que se convirtió en el Parlamento de Gran Bretaña. Actualmente, Escocia es una nación constituyente y región administrativa del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte con su propio gobierno autónomo, el Parlamento Escocés, con sede en Edimburgo. La nación era un estado soberano antes de la aprobación del Acta de Unión de 1707 cuando el Reino de Escocia se unió con el Reino de Inglaterra para establecer el Reino Unido. Los temas principales del referéndum son la economía escocesa, la defensa de las Islas Británicas, las relaciones entre Escocia y sus vecinos y la afiliación con organizaciones internacionales como la Unión Europea, la OTAN y la Mancomunidad de Naciones.

 El Ministro Principal de Escocia, Alex Salmond, y su Partido Nacional Escocés (SNP en sus siglas inglesas) están a favor de la campaña independentista. Por su lado, el Primer Ministro británico David Cameron y la mayoría de los otros partidos políticos en Gran Bretaña están a favor de la continuación de la unión entre Escocia y el resto del Reino Unido. Escocia aporta poco más del 8% del total de impuestos recaudados en el Reino Unido (excluyendo petróleo y gas), aproximadamente la misma proporción que el tamaño de su población.

 El planteo independentista de Escocia es volver al estado de independencia perdido en 1707. Inglaterra propone el otorgamiento de mayores facultades administrativas y mayor poder en el parlamento pero siempre dependiendo de la centralidad del poder de la corona inglesa.

 Esta propuesta se llevó a cabo en 1998 y fue considerada por los independentistas como un estado intermedio en la transición hacia un estado libre escocés. Lo cierto es que en plena crisis de las potencias occidentales, donde Inglaterra atraviesa un proceso de ajuste encabezado por su ministro de hacienda, Osborne, de 1.000 millones de libras (1.200 millones de euros). En este contexto, el próximo 18 de septiembre, es muy probable que Escocia logre la independencia que busca desde 1707. Es, sin duda, un golpe al corazón de un imperio en decadencia.

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