jueves, 18 de septiembre de 2014

Mapa de las zonas independentistas de Europa

Mientras se desarrolla el referéndum por la independencia de Escocia, es interesante analizar el mapa de los sectores independentistas en Europa. Son más de 40 fuerzas políticas en una veintena de  países de la Unión Europea. Las potencias occidentales, temen un efecto dominó en que caso de ganar el “si”. España es la zona con más conflicto, especialmente en Cataluña, el país Vasco, Galicia y Andalucía. Las islas Canarias, otro caso emblemático.

Además de las mencionadas, en el mapa figuran también otros de los que quizás no tienen mucha prensa, como por ejemplo el movimiento nacionalista del archipiélago de Aland, en Finlandia, o el de la región polaca de Silesia. Asimismo muestra una Italia, Austria y Alemania fragmentada. 
 El partido Alianza Libre Europea (conocido también como 'Partido Democrático de los Pueblos de Europa') está formado en total por 40 fuerzas políticas de una veintena de países de la Unión Europea.
Escocia
El referendo es consecuencia del debilitamiento de los sectores dominantes de la sociedad británica. La crisis del capitalismo, la aplicación del modelo neoliberal, los recortes sociales (más de 75 mil millones de euros ) y la destrucción del estado de bienestar han agravado la situación y potenciado los argumentos independentistas.
El gobierno escocés dice que la unión entre Inglaterra, Escocia y Gales, no tiene ningún propósito y que una Escocia independiente, con su riqueza petrolera, podría convertirse en uno de los países más ricos del mundo.
Las reservas de petróleo y gas son clave en esta contienda independentista, que tiene grandes implicaciones económicas.
En el Mar del Norte se encuentran grandes yacimientos petroleros que generan recursos anuales estimados por 40 mil millones de dolares al año.
Los partidarios de la independencia apuntan al modelo de Noruega, que invierte la bonanza petrolera en un fondo soberano de inversiones, lo que podría convertir a Escocia en un Estado rico, si logra la independencia.
Si la mayoría de los votos emitidos en el referendo es No, Escocia debe seguir rigiéndose como hasta ahora, con competencias transferidas a Holyrood y poderes reservados ejercidos a Westminster.
Eso significa que Escocia perderá la oportunidad, por ejemplo, de eliminar el impuesto dormitorio e invertir en su riqueza energética. Adicionalmente, los escoceses seguirán sufriendo las medidas de recorte del estado de bienestar promovidos por los gobiernos conservadores.
Escocia continuará pagando miles de millones de libras para las armas nucleares cuando la mayoría de los escoceses desean invertir estos recursos en cosas como mejores pensiones o un mejor cuidado de los niños.
El actual parlamento escocés tiene competencia en asuntos como salud, educación, vivienda, y transporte, mientras el parlamento y gobierno británico controlan áreas como la defensa, asuntos exteriores, macroeconomía, el sistema de seguridad social y la regulación financiera así como gran parte de los impuestos.

La independencia de Escocia supondría un duro golpe al Estado británico y a su posición geoestratégica debido a la pérdida de un gran territorio y sus recursos naturales.
El Gobierno escocés cree que la independencia es la clave para el éxito económico.

El Gobierno escocés cree que la independencia es la clave para el éxito económico. Alex Salmond ha manifestado que “Escocia necesita control sobre los poderes económicos y fiscales para desbloquear el potencial, impulsar el crecimiento y crear puestos de trabajo sostenibles, bastante recompensados”.
Además, Escocia tendría el control total de las balanzas más eficaces del crecimiento - como el impuesto, el bienestar y la regulación – permitiendo el desarrollo de políticas orientadas a generar un crecimiento económico sostenible y calidad de vida a la población en general.

Para EE.UU. las consecuencias económicas del proceso independentista serían "sorprendentemente negativas".

"La desintegración del Reino Unido sería la disminución de Gran Bretaña y una tragedia para Occidente, precisamente en el momento que EE.UU. necesita a aliados fuertes", admitió el ex vicesecretario de Estado norteamericano y ex presidente del Banco Mundial, Robert Bruce Zoellick.

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